El perfeccionismo y la autocrítica: cuando la búsqueda de la excelencia se vuelve en tu contra
El perfeccionismo y la autocrítica son dos fuerzas que, bien gestionadas, pueden impulsarnos a crecer. Sin embargo, cuando se vuelven excesivas, en lugar de ayudarnos, nos atrapan en un ciclo de insatisfacción constante.
¿Cuántas veces has sentido que lo que haces nunca es suficiente? ¿Que cada error es una prueba de que podrías haberlo hecho mejor? Este tipo de pensamiento es más común de lo que imaginas y puede afectar tanto la vida personal como profesional, generando estrés, ansiedad y una sensación de agotamiento emocional.
¿Qué es el perfeccionismo?
El perfeccionismo es la creencia de que todo lo que hacemos debe ser impecable, sin margen de error. A simple vista, puede parecer una cualidad positiva, pero cuando se convierte en una exigencia extrema, más que un aliado, se vuelve un enemigo.
Las personas perfeccionistas establecen estándares tan elevados que rara vez logran sentirse satisfechas con sus resultados. Como si estuvieran escalando una montaña cuya cima nunca alcanzan, viven con una sensación de incompletitud y frustración. La necesidad de control y la autoexigencia pueden generar ansiedad y desgaste emocional, afectando la autoestima y las relaciones con los demás.
La autocrítica: ese juez interno implacable
La autocrítica es la voz interna que minimiza los logros y enfatiza los errores. Es ese juez severo que nunca está satisfecho, que siempre encuentra algo que podrías haber hecho mejor.
Si bien reflexionar sobre nuestros errores puede ser útil para mejorar, una autocrítica constante y destructiva nos hace sentir inadecuados, genera sentimientos de culpa y puede derivar en trastornos de ansiedad o depresión.
Imagina que tienes un amigo que cada vez que cometes un error te dice: “Eres un fracaso, nunca haces nada bien”. Seguramente no querrías mantener una relación con alguien así. Sin embargo, muchas veces nos hablamos a nosotros mismos de esa manera, sin darnos cuenta del impacto que esto tiene en nuestra autoestima y bienestar.
El círculo vicioso del perfeccionismo y la autocrítica
Estos dos conceptos suelen ir de la mano, formando un ciclo difícil de romper:
- Expectativas irreales → Se establecen metas demasiado altas.
- Frustración → Si no se alcanzan, aparece el sentimiento de fracaso.
- Autocrítica destructiva → La voz interna recrimina el error.
- Más autoexigencia → Para compensar, se busca un nuevo objetivo aún más alto.
Este ciclo se repite una y otra vez, aumentando el nivel de estrés y afectando la autoestima.
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Consecuencias del perfeccionismo y la autocrítica
El perfeccionismo y la autocrítica constantes no solo impactan nuestra mente, sino también nuestro cuerpo y nuestras relaciones. A continuación, describo algunas de las consecuencias derivadas de estas conductas:
Estrés y ansiedad: La presión constante por alcanzar la perfección genera un estado de alerta permanente.
Baja autoestima: La valoración personal depende del rendimiento y no de la propia esencia.
Procrastinación: El miedo a no hacer las cosas perfectamente lleva a postergar tareas.
Problemas de salud física: Dolores de cabeza, insomnio y fatiga son comunes en personas con altos niveles de autoexigencia.
Dificultades en las relaciones: La autocrítica puede proyectarse en los demás, generando expectativas poco realistas y conflictos.
¿De dónde viene la autocrítica?
La autocrítica suele originarse en la infancia o adolescencia. Crecer en un entorno altamente exigente, recibir críticas constantes o ser comparado con otros fomenta un juez interno que sigue funcionando en la vida adulta.
Muchos de estos patrones se desarrollan porque en algún momento aprendimos que nuestro valor estaba condicionado al éxito o la aprobación externa. Identificar estos condicionamientos es el primer paso para liberarnos de ellos.
¿Eres perfeccionista y autocrítico?
A continuación, te dejo algunas preguntas que te ayudarán a autoevaluar si eres perfeccionista y autocrítico. Reflexiona sobre ellas:
¿Sientes que lo que haces nunca es suficiente, aunque los demás lo valoren?
¿Te castigas mentalmente por errores pequeños?
¿Te cuesta aceptar elogios o creer en tus propios logros?
¿Pospones proyectos por miedo a no hacerlos «perfectos»?
¿Te comparas con los demás y sientes que no estás a la altura?
¿Cualquier cosa menos que la perfección te parece un fracaso?
Si te identificaste con varias de estas afirmaciones, es posible que el perfeccionismo y la autocrítica estén afectando tu bienestar.
Cómo romper el ciclo: ejercicios prácticos
1. La lista de errores intencionales
Durante un día, permite que algunas cosas no sean perfectas a propósito: deja la cama sin hacer, envía un correo sin revisarlo tres veces, dibuja algo aunque no seas artista. Observa cómo te sientes y date cuenta de que el mundo sigue girando, incluso si no todo es impecable.
2. Carta desde el futuro
Escribe una carta como si fueras tu versión de 80 años hablándole a tu «yo» actual. ¿Qué te dirías? ¿Seguirías exigiéndote tanto? Este ejercicio ayuda a tomar perspectiva y a enfocarte en lo que realmente importa.
3. Elogios en tercera persona
Cada vez que logres algo, háblate como si estuvieras hablando de otra persona. En lugar de decir «No fue gran cosa», di «Hizo un excelente trabajo en ese proyecto». Esto te ayudará a valorar tus esfuerzos con mayor objetividad.
4. Diario del 70%
Comprométete a hacer tus tareas solo al 70% de tu capacidad durante una semana. Descubrirás que no necesitas dar el 100% en todo para obtener buenos resultados y empezarás a flexibilizar tu autoexigencia.
5. Día de descanso emocional
Reserva un día a la semana para no evaluarte ni juzgarte. No importa qué hagas, ese día no te criticarás. Con el tiempo, esta práctica te recordará que no siempre debes estar bajo presión.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Si el perfeccionismo y la autocrítica afectan tu bienestar, es recomendable buscar apoyo psicológico. Algunos enfoques efectivos son:
Terapia psicoanalítica: Ayuda a identificar pensamientos negativos y transformarlos en creencias más equilibradas.
Terapia centrada en la autocompasión: Enseña a tratarnos con amabilidad y reducir la autocrítica.
Mindfulness y meditación: Ayudan a estar presente sin juzgarse constantemente.
Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Permite tomar decisiones alineadas con los propios valores, en lugar de buscar la perfección.
Conclusión: la belleza de la imperfección
El perfeccionismo y la autocrítica pueden robarte la paz y la alegría. La vida no se trata de ser perfectos, sino de aprender, crecer y disfrutar el proceso.
Darte permiso para equivocarte no significa conformarte, sino liberarte de una carga innecesaria. No eres un error por equivocarte, ni menos valioso por no ser perfecto. La verdadera fortaleza radica en aceptarte con todas tus luces y sombras. A veces, lo más valiente que puedes hacer es ser amable contigo mismo.
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Escrito por Rebeca Carrasco García
Psicóloga cínica y psicoterapeuta

📚 Bibliografía
De Rosa, L., Dalla Valle, A., Rutsztein, G., & Keegan, E. (2012). Perfeccionismo y autocrítica: consideraciones clínicas. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 21(3), 209-215
Flett, G. L., & Hewitt, P. L. (2002). Perfectionism: Theory, research, and treatment. American Psychological Association.