Claves para expresar tu opinión sin miedo

¿En alguna ocasión has callado algo que opinabas sobre un tema para que no te excluyeran, te mirasen mal y poder formar parte de un grupo o conversación? De vez en cuando no damos nuestra opinión o callamos cosas para no sentirnos excluidos y formar parte de un grupo. Miedo a ser juzgados o que nuestra opinión no sea igual de válida que la de cualquiera de nuestro alrededor. El poder hablar libremente y dar nuestra opinión sobre temas es algo necesario para nosotros y nuestras relaciones. Por ello ahondaremos un poco más en por qué a veces no expresamos nuestra opinión y veremos claves para expresarse.

¿Por qué es importante expresarme?

En ocasiones no comunicamos nuestras opiniones y dudamos de si deberíamos de comunicarlas o no. Pero el expresar nuestra opinión, sentimientos, etc. Es en la gran mayoría de las ocasiones una necesidad y nos ayudará a sentirnos mejor con nosotros mismo y con nuestro entorno. Ayuda a que el resto nos entiendan mejor, empaticen con nosotros y mejora nuestros vínculos.

¿Por qué no expreso mi opinión?

Esta pregunta es una base de la que partir muy importante. El cuestionarnos el por qué no nos expresamos libremente y poder indagar un poco más allá. Dónde puede estar el origen y qué factores pueden estar interfiriendo.

Plantéate las siguientes cuestiones:

• El que no te expreses… ¿Es algo que te ocurre de manera generalizada o solo te pasa con un determinado grupo de personas? Si nos damos cuenta de que solo en determinados ambientes no nos sentimos libremente para hablar, quizás habría que plantearse qué tipo de relación tengo con esos amigos con los que no puedo hablar y expresarme con libertad. Indagar qué puede estar pasando, si tengo o no tengo confianza con ellos. O si por el contrario cada vez que expreso algo se me recrimina, etc.
• ¿Cómo han sido tus experiencias a lo largo de tu recorrido vital? Esta pregunta nos evoca al origen. Ahondar si en nuestros círculos cercanos desde la infancia hasta el día de hoy han validado nuestra opinión. O, si por el contrario, sentíamos que “molestábamos” o que lo que decíamos se pasaba por alto, etc. ¿Qué sensaciones/recuerdos tienes?
• ¿Sientes que lo que quieres comentar no tiene importancia? Esto quizás tiene que ver con la visión que tienes sobre ti. El por qué sientes que lo que aportas no tiene valor o relevancia, y quizás poder fortalecer este aspecto de tu vida.
• ¿Tienes miedo de lo que piensen el resto de ti? Al igual que la anterior pregunta, puede estar relacionado con la visión que tengas de ti mismo, tu autoestima.
• ¿Crees que lo que expreses pueda generar una discusión? A veces cuando hablamos, las conversaciones pueden derivan en discusiones acaloradas y en bucles de los cuales no sabemos salir y teniendo que elegir un “bando”. El entrar en estas dinámicas puede resultar agotador y que se nos quiten las ganas de hablar con amigos de determinados temas. Quizás habría que cambiar el foco a la hora de hablar y que no esté enfocado en ver “quien tiene la razón” si no, en poder enriquecernos de las múltiples opiniones de nuestros amigos. Una conversación puede ser muy enriquecedora a pesar de que cada uno de nosotros tengamos una opinión diferente. Siempre y cuando nos respetemos.

Éstas son unas preguntas que nos pueden ayudar a comenzar a indagar en el porqué de nuestra incapacidad o malestar para expresarnos. No son unas preguntas que se contesten de una manera rápida y sencilla, si no, que abren un camino al autodescubrimiento. El objetivo de estas preguntas también es que pongamos atención a distintos elementos o situaciones que antes se nos pasaban desapercibidas ya que actuábamos de manera automática.

Claves para expresar nuestra opinión

Ahora mencionaremos unas claves que pueden resultarnos útiles a la hora de poder comunicarnos de una manera asertiva y que eso nos ayude a poder expresar nuestra opinión:

• “Mensajes yo”: este tipo de comunicación se basa en hablar con verbos en primera persona, es decir “yo siento, yo pienso, yo opino, etc.”. Ya que de esta manera estamos diferenciando lo que nosotros pensamos y no estamos generalizando o no estamos acusando a la otra persona cuando hablamos. Ya que los “mensajes tú” “tú has dicho esto, tú me haces sentir, tú…” son un tipo de comunicación más invasiva y que puede derivar en conflictos. Por ejemplo, no es lo mismo decir: “Me siento enfadado por esta situación que ha pasado”. Que… “Tú has hecho que me enfade por esto que ha pasado”
• Comunicación asertiva: consiste en expresar lo que sentimos y pensamos de una manera clara, adecuada y teniendo en cuenta tanto nuestras necesidades como las de los demás.
• Escucha activa: Es igual de importante el saber expresarnos como el saber escuchar. Esta habilidad consiste en escuchar a la otra persona de una manera plena, es decir, haciéndole saber que la estamos escuchando y prestando interés en lo que nos dice. Algunas claves son el contacto visual, la postura corporal, hacer preguntas… Por ejemplo, no es lo mismo escuchar a una persona y mientras estar mirando el móvil, que, apagar el móvil, mirar a esa persona a los ojos, asintiendo con la cabeza, etc.
• Responsabilidad afectiva: es la capacidad de ser conscientes y responsables de cómo nuestras acciones, palabras y comportamientos pueden afectar a la otra persona. En este caso, lo que podamos comunicar a la otra persona, saber qué impacto puede tener en ella. No se trata de inhibir lo que queremos comunicar, si no, de expresarlo de una manera adecuada. Por ejemplo, no es lo mismo insultar a una persona ante una situación incómoda, que decirle: “me he sentido molesto con lo que ha ocurrido, te agradecería que no volviese ha ocurrir”.
• Autodescubrimiento: Este aspecto, está muy relacionado con las preguntas planteadas en el anterior apartado. El conocernos a nosotros mismos, el saber cómo nos sentimos y con quién nos sentimos de una manera u otra nos ayudará a la hora de poder comunicarnos de una manera más libre y fluida.

Conclusiones

Como hemos podido ver a lo largo del artículo detrás de una opinión silenciada puede haber múltiples factores a tener en cuenta. El que podamos abrir esa puerta a la indagación, autodescubrimiento y encontrar “los por qué” de ello, nos resultará muy enriquecedor y nos aportará una liberación y alivio para poder expresarnos con mayor libertad.

También es importante contar con ayuda de un profesional que nos guíe en este proceso de autodescubrimiento y a sentirnos más cómodos con nosotros mismos a la hora de expresarnos.

Autora: Carmen Díez

Psicóloga general sanitaria en Self Psicólogos Majadahonda

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Bibliografía:

González, L. G., & Kasparane, A. G. (2009). Asertividad: un análisis teórico-empírico. Enseñanza e investigación en psicología, 14(2), 403-425